Este es aquel diario íntimo, bueno, aquí no tan íntimo, ese que muchas tuvimos en nuestra infancia y adolescencia, donde creíamos que escribíamos cosas que sólo nos pasaban a nosotras, pero que quizá de compartirlo en un cíirculo de mujeres adultas, nos encontraríamos con muchas cosas en común. Por unión o contraste, compartir lo que senrtimos nos enriquece y siempre nos está dando la posibilidad de reflexionar acerca de nuestras creencias y convicciones y eso es una ventana para expandirnos hacia lo que veraderamente somos, pura inmensidad y misterio.
Escribo hace años. Al comienzo pensaba que era yo, pero con el tiempo me di cuenta que es algo más grande, es la hoja en blanco, la pluma que va sola, mucho más veloz y libre de lo que yo podría, es el vacío y a la vez todo. Así como el arquero llega al momento donde no sabe si es él quien tira o es tirado por su flecha, quien escribe descubre en el vasto territorio de una hoja en blanco cientos de miles de uniones que están ocurriendo, y sólo en momento presente, donde el blanco, el objetivo, siempre es hacia uno mismo.